Desde 1866, la Estancia San Martín en Cañuelas ha sido pionera en la cría equina, liderando la vanguardia agropecuaria y láctea en Argentina desde los inicios de La Martona. Hoy, con la puesta en valor de su casco histórico, se reinventa como cuna del Cañuelas Polo Club, convirtiéndose en el complemento territorial esencial para una región reconocida mundialmente como la cuna del mejor polo.
En el alba de antaño, el ritmo acompasado de los tarros de leche marcaba el inicio del día. Hoy, con el eco del taco de polo encontrando su objetivo –la bocha– el campo despierta.
más de medio milenio de historia
En una región en plena producción agropecuaria, la ubicación de la Sociedad Pastoril de Merinos, futuras tierras de la Estancia San Martín.
Casco de la Sociedad Pastoril con la casona chica y ombúes. En su lateral, el Camino Real y, encima, una zanja como protección.
El casco en pleno desarrollo de la cría del lanar.
El casco con la casona y su torre, el Galpón de los Merinos y el Galpón de los Toros en un paisaje rodeado por una nueva arboleda.
Vista del parque de la Estancia San Martín. Todavía quedan las fuentes orientadas según el eje de la casa antigua (1864) y su antiguo parque.
1864: construcción del nuevo casco por Vicente Casares. Años 90: adición de un pabellón; anexos para sanitarios. 1903: ampliación con salones de recepción, nuevas aberturas y cielorrasos decorados. 1931: construcción de un mirador; incorporación de elementos neocoloniales.
1885: construcción inicial al estilo de un palacio renacentista francés. 1892: incendio que destruyó los 4 pabellones de las esquinas; posterior simplificación del techo. Siglo XX: alojamiento de padrillos Shire y Morgan, seguido por los toros de La Martona. Años 20: adición de silos para forrajes del tambo.
1920. Primeros silos de madera basados en modelos europeos y norteamericanos.
Función: acumulación y conservación de forraje para épocas invernales, con carga superior y descarga lateral.
En la casona se instaló una fábrica de quesos, administrada por un maestro quesero francés.
Primera fábrica de La Martona. Aún se conserva el tanque de agua y un piso de lajas de Hamburgo.
Pintura donde todavía se ven los eucaliptos jóvenes, los senderos con granza y los bowling-green. Al fondo el chalet.
Entrada principal y ceremonial de la Estancia.
Los portones pertenecían al Parque 3 de Febrero y fueron diseñados por el Arq. Dormal en 1875.
La nueva fábrica construida sobre la línea del ferrocarril (1885).
Interior de la fábrica. Se ven las máquinas batidoras accionadas por correas desde un eje y un motor a vapor central.
Interior de una de las 40 lecherías donde se vendían al público los productos de La Martona. Los locales que tenían que demostrar su higiene se parecían a una sala de cirugía con su revestimiento de azulejos blancos, mostradores de mármol de carrara, y vendedores con impecables y blancos delantales.
Dulce de Leche La Martona.
Versión para exportación y local.
Avenida de eucaliptos (plantados hacia 1869). Los plantines fueron regalados por Pereyra Iraola a Vicente L. Casares. Hoy, uno de los accesos al predio por la calle Adolfo Cambiaso.
Parque cercano a la casa, donde se pueden ver las palmeras relativamente jóvenes y uno de los faroles a gas con los cuales se alumbraba el parque. La mayoría de los árboles corresponden a especies exóticas, siguiendo el modo de la época.
Familia de Vicente Lorenzo Casares frente a la casa.
Manuel Ferraz de Campos Sales, presidente de Brasil, visita a La Martona –como símbolo del progreso del país– junto a Vicente Lorenzo Casares. Lo acompañan el presidente Julio Argentino Roca, Estanislao Zeballos (presidente de la CDNA) y Quintino Bocayuba (periodista, escritor y político brasileño).
Visita de Getulio Vargas, presidente de la República de Brasil, en la Estancia San Martín.
Visita de Arturo Illia y Charles de Gaulle, presidente de Francia.
"La Leche Cuajada de La Martona", libro y primera colaboración conjunta de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares. El nombre de La Martona llegó en honor de Marta Casares Lynch, madre de Bioy Casares. En ese entonces, la señora que la cuidaba la llamaba “Martona”. Es por eso que su tío le encargó al joven escritor un opúsculo a favor de su predecesor del yogur: la exitosa “leche cuajada”.
Damas de Casares en la confitería de La Martona.
A la derecha se observa el primer televisor del pueblo.
El 20 de marzo de 1997 el casco de la Estancia San Martín es declarado Monumento Histórico Nacional.
–Decreto 262/9
Importación de piezas de mármol carrara traídas desde Italia.
Catálogos: vasos de mármol, leones yacentes y fuentes con querubines.
Simbolismo: cabezas de caballo, toros y ovejas como tótems protectores en establos y galpones.
El ganado era marcado a fuego –“la yerra”– dando motivo a una convocatoria y festejos.
Marcas de la Estancia
“La estancia (San Martín) mide 7.500 hectáreas. Cuenta con 12.500 toros, becerros y vacas; todas lecheras y de razas holandesas y suizas. 300 hombres se ocupan de ordeñarlas desde las tres de la mañana”
–Jules Huret, escritor y periodista francés
Presentación del proyecto a la comunidad de Cañuelas.
–el polo, una industria “sin chimenea"
Inicio de Obra
Galpón Nº8
8 de abril de 2024